Antes de nada, aclarar que yo (y mi empresa, claro), nos dedicamos a los recursos humanos.
Recursos, como dice la palabra, es decir, materiales, inputs necesarios. Necesarios, porque, pese a lo que se comente en ocasiones, las personas siguen siendo imprescindibles para que las empresas "anden". La tecnología puede hacer muchas cosas, pero siempre habrá personas detrás: programando, diseñando, respondiendo al teléfono o a un correo, o simplemente, la tarea empresarial por excelencia. Tomar decisiones. Y, desde luego, para el común de las empresas, para la gran mayoría, la diferencia la marcan las personas. La tecnología se puede renovar toda de golpe, y a lo mejor optimizas costes, o ganas velocidad; pero no puedes reemplazar a todas las personas de golpe y esperar que las cosas mejoren de golpe.
Un ejemplo que suelo poner a mis formandos: ¿Qué opinión te merece el trato que se recibe actualmente de las administraciones públicas, Agencia Tributaria por ejemplo? Y aquí suele nacer un encarnizado debate sobre si ha mejorado o no la actitud de los servicios públicos, que si han mejorado, que si siguen siendo tan poco empáticos con el ciudadano como hace..... Hasta que les hago caer en la cuenta de que la impresión sobre la que están opinando se debe, en la mayoría de los casos, a una sola persona, la que les atendió a ellos.
Por eso son importantes: porque una sola persona puede hundir la reputación de una empresa. La que tanto tiempo y dinero costaron labrar. Lo puede hacer ella solita, sin ayuda.
Las causas y razones de esto darían para mil entradas, asi que iremos poco a poco.
Lógicamente, se aceptan y agradecen comentarios.
Mañana o pasado seguimos. Portaos bien.
lunes, 15 de diciembre de 2008
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